Saturday, October 16, 2004

NICE VILLE (HOTEL VILLE)


Nice Ville, ciudad francesa a la cual siempre quise ir durante mi estadía en París y más aún, antes de ir a Francia cuando conocí y hablé durante un año por Internet con un interesante muchacho apodado mozart_amadeus_wolfgang@yahoo.com. Él decía ser un francés habitante de Nice Ville (Hoy día pienso que es mexicano, aunque me dijo en otras de sus mentiras, en vista de mi posible visita a Nice, que era inglés) y yo tenía ganas de ir a conocerlo.
Llego a Nice, luego del viaje en tren que ya no recuerdo (probablemente sólo dormí como en muchos otros viajes) y no utilizo el método de la búsqueda de albergue usual, más en su lugar, decido ir a buscar un hotel que mi amigo el gringo de Barcelona me había recomendado. Decisión bastante tonta, ya que había perdido la dirección y aunque creyera tener el camino en la cabeza tenía, obviamente, un camino errado...
Buscando este hotel, ya resignada a no encontrarlo, comienzo a pensar en otras opciones y preguntar precios. Luego de caminar un poco, me quedo parada en frente de este hotel que parecía un tanto lujoso y en lo que decido continuar (¿Para que hacer más esfuerzo subiendo las escaleras con el maletón sino valdría la pena?) el “tipo” de la recepción me invita a entrar con una gran sonrisa.
Al final, resultó ser un hotel tipo albergue, por lo que el precio era bastante económico, dieciocho euros, así que decido quedarme allí y no seguir caminando, ya que estaba muy cansada.. Tenía ganas de darme un largo y refrescante baño e irme lo antes posible a Monte Carlo a pasar el día.
Luego de conversar un rato con el señor de la recepción, el cuál me indicó que vivía cerca de Monte Carlo y que él y su hermano tenían dos hoteles en la zona, me fui a buscar dinero y a la estación de trenes, dejando, importante mencionar, mi detestable pero querido “maletón” con el desconocido.
Llegando a la estación de trenes me doy cuenta de un pequeño detalle, no había remarcado ni el nombre del hotel, ni la calle, ni el número, ni nada nada nada, ninguna referencia que me indicara su ubicación. Siempre tan confiada, el inconveniente no me causó la más mínima inquietud, quizá un poco, pero enseguida me dije que igual me acordaría del camino.
Voy a la estación de trenes y con la ilusión de encontrar el hotel recomendado (Quizá era más económico y siempre podría decirle al recepcionista que tenía que dejar la ciudad o algo parecido) pido un mapa para salir “de boluda”, como dirían los argentinos, a buscar este sitio nuevamente, total todavía no eran las 10:00 am, hora en la que estaría listo mi cuarto en el hotel desconocido.
Finalmente, como es obvio, no encontré nada a pesar de mi larga caminata (De todas formas ya tenía hotel y podría descansar un poco antes de ir a “Monte Carlo” ) y decidí regresar al encuentro con mi adorable maletón.
Traté de realizar el recorrido inicial tren – hotel para poder encontrarlo ya que no tenia la dirección. En un primer intento no lo encuentro, ni en un segundo, ni en un tercero, ni en un cuarto, ni en un quinto... Con mi tranquilidad característica (por no decir mongolismo, autismo o sus parecidos) o de “Pata de Rolo” como se diría en venezolano para explicar la actitud de una persona inconsciente que no parece importarle ninguna cosa, mi única inquietud era que se hacia tarde y no podría aprovechar plenamente el día en Monaco.

Luego de unas horas, a eso de las 2:00 pm (Recordando que fue a eso de las 10:00 cuando comencé a buscar el hotel), empecé a estar un poco molesta, ya que la idea de Monaco estaba prácticamente perdida. Estaba cansada de caminar y no entendía como no podía encontrar el hotel. Tenía una idea clara en mi mente de la apariencia del sitio, pero ya había visto tantos que empezaba a confundirme.
Decidí buscar ayuda una vez que empezó mi preocupación por mi “maletón” ¿Existiría la posibilidad de no volver a verlo?
Así, fui a la policía. Ante las lógicas preguntas de nombres, calles, entre otros, mis respuestas eran realmente estúpidas: “Me fui y dejé todas mis pertenencias a un desconocido y no me tomé la molestia de siquiera leer el nombre del hotel”.
Caminaron conmigo un tiempo, al final se fueron a su modulo deseándome suerte (Tenía la impresión que ellos comenzaban a pensar que estaba mintiendo, sentía que me veían con cara de desconfianza) Dejándolos, decidí buscar nuevamente. Estaba desesperada caminando bajo el sol inclemente, las piernas me dolían y empecé a explorar por sitios donde inicialmente estaba segura de no haber ido antes ¿Quizá lo había olvidado?... Recordé una idea en el tan reconocido libro de Gabriel García Marques “Cien años de Soledad”, donde la vieja Úrsula, que observaba siempre el comportamientos de los habitantes de su casa, dijo que cuando alguien perdía algo era porque habían estado en algún lugar de la casa donde usualmente no iban...
Volví nuevamente a la policía, tratamos de llamar a varios hoteles de la zona, pero habían tantos que era poco probable encontrarlo, ellos ya no podían hacer nada.
Empecé a sospechar que ellos creían que estaba loca y, al final, yo misma comencé a dudar de mí. Pensé que quizás había inventado toda esa historia y nunca había estado en ese hotel fantasma. Quizás simplemente había dejado el maletón en algún sitio sin saber lo que estaba haciendo. Quizás era una especie de dimensión desconocida!! Quizás todo era un chiste, un mundo paralelo, un pueblo maldito!
Así que caminé y caminé y caminé ya sin rumbo, hasta reventar mis zapatos, acompañada de mi sudor y mi locura. Fui a “La poste”8 y tampoco pudieron ayudarme, luego fui a la Policía Municipal y nada y nada y nada, sólo me dieron las páginas amarillas para que buscara el hotel.
La caminata hasta allá fue aún peor, no entiendo como logré hacerlo, ya no podía más. Decidí comer algo, un pedazo de pizza recuerdo, a pesar de que me sintiera bastante indolente comiendo en tal situación de desesperación, así que comí como un perro callejero, reflexioné un rato, pero ya no sabía nada, estaba confundida y aturdida.
Empecé a tratar de recordar los pensamientos que tuve al estar parada enfrente del hotel, sabía que inicialmente hubo algo que me había desanimado a entrar. Lo único que recordaba era la charla con el señor de Mónaco, lo de su hermano y sólo podía decír a todo el mundo que “se trataba de un hotel pequeño y económico”
Finalmente como a las 6:00 o 7:00 de la noche (No lo recuerdo o quizás nunca lo supe) ya sin esperanzas, entro en un hotel al que jamás había entrado, a pesar de haber pasado delante de él un millar de veces, todo por la misma razón por la que no había querido entrar la primera vez y la cuál no recordaba: “Parecía muy lujoso para un albergue”...
Si algún día se les ocurre ir a Nice Ville, no duden en pedirme referencias, conozco el lugar como la palma de mi mano...

8 Oficina de correos

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